La vida esta llena de momentos que vienen y van, como un tren con destino, con cientos de paradas por el camino, unas veces subiendo la tristeza mientras baja la alegría, otras sube el orgullo empujando a que salga del tren el corazón. La vida es un todo o nada, donde sólo vale amar al cien por cien, donde la verdad no puede ocultar una mentira, ni la mentira puede hacerte sentir bien. La vida es para vivirla, siendo tú, y no creyéndote otra persona, porque eres especial y todo se basa en la actitud, en creer que puedes y que lo conseguirás. La vida no es fácil y te reta a diario a superar todas sus pruebas, por eso hay que estar preparado, las lágrimas no son la solución; aunque unas cuantas suelen venir bien. Ponte cada mañana tu mejor sonrisa, ilusiónate, piensa en que podrías cambiar hoy para ser un poco más feliz, aprovecha cada latido, y haz que se sienta joven y acelerado, porque no hay edad para el amor. El buen amor madura con los años, como un buen vino; exquisito solamente para los paladares más exigentes. Llegas a una edad que sabes lo que quieres; donde, cómo y por qué lo quieres. Sabes muy bien que quieres en tu vida, lo que le falta y lo que le sobra, aunque el miedo siempre va a estar ahí, como nuestra querida soledad, que nos acompañará siempre, pase lo que pase en nuestro corto o largo caminar.
Ramón Martínez Pastor