Con el paso del tiempo aprendí a no preguntar el porqué de las cosas a mi rededor.
Me hice parte del universo aceptando lo que pasaba, a veces con una sonrisa, otras con llanto amargo.
Dejé de mirar hacia atrás cuando me di cuenta que nadie veía mi partida.
Dejé de buscar a quienes nunca me buscaron.
No volví a llamar a los que jamás respondieron.
Olvidé volver a escribir a quienes no hicieron nada por regresar mis letras.
Cambié y estuvo bien.
Ahora, a mis cuarenta y tantos... si la vida me sonríe, sonrío.
Si me da la espalda, me despido.
Si da la vuelta y me abraza, le abrazo con fuerza y me dejo llevar.
Y si se marcha sin decir adiós, no hay rencor... tan solo olvido.
Hoy sé que el universo te da lo que te toca recibir, tarde o temprano... y está bien, lo agradezco...
pero contigo... contigo...
Porqué se empeñó en unirnos cuando no está permitido.
Me hice parte del universo aceptando lo que pasaba, a veces con una sonrisa, otras con llanto amargo.
Dejé de mirar hacia atrás cuando me di cuenta que nadie veía mi partida.
Dejé de buscar a quienes nunca me buscaron.
No volví a llamar a los que jamás respondieron.
Olvidé volver a escribir a quienes no hicieron nada por regresar mis letras.
Cambié y estuvo bien.
Ahora, a mis cuarenta y tantos... si la vida me sonríe, sonrío.
Si me da la espalda, me despido.
Si da la vuelta y me abraza, le abrazo con fuerza y me dejo llevar.
Y si se marcha sin decir adiós, no hay rencor... tan solo olvido.
Hoy sé que el universo te da lo que te toca recibir, tarde o temprano... y está bien, lo agradezco...
pero contigo... contigo...
Porqué se empeñó en unirnos cuando no está permitido.
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