Era una tarde gris, idéntica a la de esta tarde...
El viento acariciaba mi cara y la llovizna comenzaba a notarse...
Éramos jóvenes aún y así corrimos por la calle escapando de todo, escapando de nada, mientras la débil lluvia despacio nos mojaba...
Nos apresuramos de la mano, buscando un instante para sentirnos a salvo, ¿A salvo de qué? Aún no lo sé...
Solo sé que fue la primera vez, que sentí la tibieza de sus manos!
Por aquella calle de piedras nunca más he caminado, la retengo con nostalgia en mi fiel memoria sí, lo confieso, porque fue testigo de un primer beso que habíamos imaginado tanto...
Y es ésta tarde gris, la que me invita a evocarlo, a través de esos recuerdos tan míos...
De un primer amor, que todavía guardo!
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